Hubo romanos que tenían los pies muy grandes. Extremadamente grandes. Los arqueólogos han descubierto ocho pares de zapatos que miden al menos 30 centímetros y que se encuentran en una horquilla de tallas entre la 47.5 y la 49.5, según informan en nota de prensa, publicada este miércoles, los investigadores del yacimiento del fuerte romano de Magna. Se encuentra en Northumberland, ahora Reino Unido, Britania en la época romana, muy cerca del Muro de Adriano, que marcaba la frontera norte del imperio y servía de defensa de las tribus del norte, especialmente los pictos, en lo que hoy es Escocia. Más informaciónEn el Proyecto Magna, que también se ocupa de estudiar los efectos del cambio climático en las labores arqueológicas, se desenterraron 32 pares de zapatos entre los que se contaban los de tallas inusualmente grandes. Se encontraban en un foso defensivo que también se usaba como vertedero. Alguno se halló en una trampa militar romana conocida como “rompe tobillos”: una zanja estrecha y profunda camuflada con agua o barro. Precisamente el suelo de barro húmedo y sin oxígeno, que puede verse alterado por el calentamiento global, ha conseguido mantener los zapatos en buenas condiciones. Son muchos zapatos grandes. Por ponerlo en contexto: el 25% de los zapatos hallados en Magna puede considerarse extragrandes, sin embargo, en el cercano asentamiento de Vindolanda, en Hexham, se han hallado 5.000 pares de zapatos durante los últimos 55 años y solo cuatro o cinco eran de ese tamaño. “Creo que aquí en Magna está ocurriendo algo muy diferente; incluso con esta pequeña muestra descubierta, está claro que estos zapatos son, en promedio, mucho más grandes que la mayoría de los de la colección de Vindolanda. Esta nueva colección de Magna aún no ha pasado por el proceso de conservación y aun considerando una posible contracción máxima de hasta un centímetro, eso sigue significando que estos zapatos son realmente muy grandes”, explica en el informe la arqueóloga Elizabeth Greene, de la Universidad Western Ontario, en Canadá. Una muestra de la colección se puede ver en el Museo del Ejército Romano y del fuerte de Magna. La colección de miles de zapatos de Vindolanda incluye “diminutos botines de bebé, elaboradas sandalias veraniegas y botas de marcha. Estos antiguos artefactos despiertan la imaginación sobre el tipo de personas que los llevaron hace casi 2.000 años”, explica la nota de prensa. Algunos están asombrosamente intactos y conservan detalles decorativos, mientras que otros están muy deteriorados. Algunos son solo una “mancha negra fibrosa en el suelo”, según se lee en el blog de la excavación. El más grande hallado en Magna mide 32,6 centímetros, lo que podría ser una talla 50. El misterio de las tallas romanas grandes sigue sin resolver. Uno de los zapatos encontrados en el yacimiento de Magna.Roman Army Museum & Magna Fort“Tenemos que suponer que tiene algo que ver con la gente que vivía aquí, que quizá tenía los pies más grandes, que posiblemente eran más altos, pero no lo sabemos”, explicó a la BBC la arqueóloga Rachel Frame, jefa del Proyecto Magna. En el yacimiento también se han encontrado cerámicas (que ayudarán a determinar la antigüedad exacta de los zapatos), calzado de niño o lo que parece un peine de madera para piojos. “Los hallazgos orgánicos como este son algunos de los más valiosos que se han encontrado en nuestros yacimientos, ya que capturan la imaginación tanto de visitantes como de voluntarios, pero también son los que más riesgos corren debido a nuestro clima cambiante. Estamos agradecidos por el apoyo del National Lottery Heritage Fund, hecho posible gracias a los jugadores de la Lotería Nacional, quienes han permitido que el proyecto Magna se lleve a cabo. Queda mucho por descubrir sobre las personas que vivieron en Magna y por entender el impacto que el cambio climático está teniendo en este recurso histórico de enorme importancia”, dice Frame. El cambio climático, como se hace evidente en este yacimiento, también afecta a las labores arqueológicas, desecando el suelo, deteriorando los materiales orgánicos al perderse la humedad y robando información vital. “Estos hallazgos nos recuerdan que no todas las poblaciones eran iguales, que las grandes variaciones entre los regimientos y las personas que sirvieron a lo largo del Muro de Adriano podrían ser culturales y físicas. Sin artefactos como estos maravillosos zapatos de Magna y Vindolanda, sería casi imposible conocer información como esta. Solo podemos celebrar y maravillarnos con la diversidad y las diferencias de estas personas cuando podemos verlas en los datos arqueológicos que ahora recogemos”, concluye en el comunicado el director de excavaciones, Andrew Birley.

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