“Vienen muchos jóvenes, también padres con sus hijos, y bueno, algunos abuelos. Los nuevos no desfasan como antes. En los noventa, lo que pasaba en el foso era muy loco, se te subían al escenario cada dos por tres y casi los tenías que empujar tú de vuelta abajo. Ahora se divierten, pero es todo más tranquilo”. Una semana antes de la actuación el miércoles por la noche de Cypress Hill en la Plaza de España de Sevilla en el marco de Icónica Santalucía Sevilla Fest, su percusionista, Eric Bobo Correa, relataba esto por teléfono desde Bélgica, tras una de las primeras fechas de la gira europea del mítico combo de hip hop californiano. El jueves 3 de julio tocaron en el Murcia On Festival y hoy viernes en el madrileño Río Babel. Más informaciónBobo sabe mucho de multitudes sobreestimuladas, pues antes de ser miembro de Cypress Hill estuvo en Beastie Boys, acaso el primer gran grupo en llevar el espíritu punk al hip hop. Y lo que ha anunciado es justo lo que puede apreciarse cuando, tras la introducción de Dj Lord con temas de Metallica o Nirvana, B-Real, Sen Dog y el propio Bobo se le unen sobre el escenario y arrancan con uno de sus mayores clásicos, When the Shit Goes Down, segundo sencillo de aquel Black Sunday que en 1993 hizo del grupo uno de los más exitosos en uno de los años en que más creativo y exitoso fue el hip hop. El álbum se coló en el top 10 de EE UU y terminó despachando 3,5 millones de ejemplares solo en aquel país (el grupo ha vendido 20 millones de unidades de sus discos en todo el planeta). Todo gracias a un sonido y unas letras que encontraron un lugar que nadie entonces pensaba que pudiera existir, aquel en el que los raperos, los indies, los hippies y los “escucho de todo” (entonces aún minoría silenciosa y no norma) se encontraban. Dj Muggs, de Cypress Hill, en el recital de Sevilla, que inciaron con ‘When the Shit Goes Down’.Mauri BuhigasLas 7.000 personas que han acudido a Sevilla se dividen, a brochazos, entre los que conocen el tema y agitan la cabeza en signo de aprobación y los que no, pero hacen lo mismo, porque si algo hay en las canciones más logradas de los californianos es una inmediatez que ríete tú de Sabrina Carpenter. También están (aún agazapados) los que no solo la conocen, sino que la han vivido, pero esa prótesis en la rodilla, ese colesterol alto o ese runrún en la cabeza que no va a parar hasta que renueven el contrato de alquiler, no les permiten hacer lo que desearían realmente. A saber, saltar sobre la persona que tienen delante; lanzar un vaso de cerveza (6 euros) al aire; meterse en la fuente que hay justo frente al escenario (sus confines serán respetados durante todo el concierto, hoy no hay que sufrir por los daños que pueda padecer el patrimonio sevillano) y a ver quién es el segurata que es capaz de sacarle; o gritarle el estribillo a la cara, soltando bien de saliva, al desconocido que tiene al lado. Son otros tiempos y otras formas de vivir todo esto. Pero es la misma música. Y demonios, qué buena música es. Y qué envidia da, no se le notan apenas los años.A quien la edad tampoco parece haber hecho mella es a B-Real, ese MC de voz nasal, hijo de mexicano y cubana que acaba de cumplir 55 años y que ahora mismo se mueve con insultante agilidad por el escenario de Sevilla al ritmo de otro inapelable clásico, Hand on the Pump (cuyo estribillo contiene un “lalala” que ni Massiel), al que seguirán A to the K y Cock the Hammer, en un arranque de concierto apabullante. A Bobo y al otro MC, Sen Dog, el tiempo sí parece haberles hecho algo más de mella en lo físico, pero su competencia en la percusión y con el micro, respectivamente, siguen intactas. El rapero B-Real en el recital de Cypress Hill en Sevilla. Hoy actúan en el festival madrileño Río Babel. Mauri Buhigas (Icónica SantaLucía Festival)La banda suena como una bala, arropada por unos visuales horrorosos, siempre en verde marihuana (con toques Tecnocasa), con muchas calaveras, ilustraciones, imágenes que parecen generadas por IA (a veces, hacerle guiños al futuro no es necesario; sois Cypress Hill, no Apple) y cierto regusto a humor de adolescente fumeta noventero al que los padres han dejado solo en casa en fin de semana por primera vez. Pero a Cypress Hill no se viene por la estética, se viene… por los porros. Y eso es lo que nos dan en un popurri que sucede a otro latino (la banda grabó en 1999, cuando Bad Bunny aún tenía 5 años, versiones en castellano de sus grandes éxitos) que ha liderado Sen Dog y que la banda incluye en el concierto cuando actúa en territorios Cervantes. B-Real se enciende un porro del tamaño de la Giralda y arranca I Wanna Get High en su versión en castellano (Quiero colocarme). “La marihuana fue muy importante para nosotros, para tratar de lanzar un mensaje”, recordaba Bobo en la charla mantenida antes del recital. “No dijimos que todos debían fumar, pero fuimos capaces de hablar de forma inteligente de este tema. Éramos muy letrados en eso [risas]. Dijimos que se debía legalizar el cannabis y así ha pasado en muchos sitios. En aquellos tiempos no podías fumar en casi ningún sitio, pero las cosas se han normalizado y España ahora tiene una hierba bien rica. En los noventa era complicado fumar algo bueno en España. Al visitar Europa íbamos siempre primero a Ámsterdam y ahí nos abastecíamos. Ahora ya no hace falta, hay buena mierda en todas partes”.El percusionista Eric ‘Bobo’ Correa durante el concierto de Cypress Hill en Sevilla, el 2 de julio de 2025.Mauri Buhigas (Icónica SantaLucía Festival)Una de las indicaciones que recibimos minutos antes de hablar con Bobo es la de tratar de evitar preguntas políticas, que en este momento, al charlar con un hijo de puertorriqueño nacido en EEUU, es como pedirnos que no hablemos de si la Tierra es plana con Miguel Bosé. Sobre el escenario, B-Real evita las soflamas políticas, solo en un momento nos informa de que todos los políticos son igual de mentirosos, algo que, no se sabe si accidentalmente o no, se ajusta perfectamente a la coyuntura que vive hoy el país en el que se halla de gira. Bobo sí se extienda más al teléfono: “Es todo muy triste. Podemos y debemos usar nuestra voz para educar a la gente, espero que podamos cambiar las cosas, pero ahora mucha gente de fuera nos mira horrorizada, en shock. No se pueden creer en la dirección en que estamos. Es todo un descontrol. Debemos educar con la verdad y los hechos. En todo el mundo la gente debe saber a quién votan y no escuchar solo lo que quieren que escuches. Busca tus fuentes fiables, trabájatelo, porque te juegas mucho. Debes saber quiénes son antes de que lleguen al poder, porque ya será muy tarde entonces. La gente debe saber por quién vota y por qué lo hace”.En el tramo final, el concierto vuelve a Black Sunday, con éxitos inapelables como Insane in the Brain (desafortunadamente, el único momento en el que el sonido flojea) o Ain’t Going Out Like That. How I Could Kill a Man, de su álbum de debut, revienta el escenario y en el foso más de uno ya se ha olvidado de prótesis e hipotecas al escuchar una de las mejores canciones del hip hop de los noventa. Y tras un pequeño momento para la duda de la mano de dos temas de Skull & Bones, el disco de rap metal que lanzaron en 2000 y que aún hoy no está claro si fue una idea muy buena o muy mala, B-Real presenta el tema que va a cerrar el concierto, que no es otro que una versión del Jump Around de House of Pain, la canción que invadió todas las discotecas indies en 1995 y que se presenta como “una de las mejores canciones de hip hop que se han escrito nunca”. Público en el concierto de Cypress Hill en Sevilla.Mauri Buhigas (Icónica SantaLucía Festival)Bobo nos comentaba esto sobre la contraintuitiva decisión de terminar los conciertos con una versión de un tema de unos coetáneos suyos: “En los noventa, en el hip hop todos tenían su propio sonido y cada artista era especial y único. Ahora con el trap todo suena igual, se rima igual, la cadencia es clavada no sé quién es quién. Echo de menos a artistas que buscan su propio sonido. Muchos de nuestra generación están volviendo a tocar, mostrando a los nuevos cómo se hace, sin Soundcloud ni mierdas”. Arranca Jump Around, el foso enloquece (ay, la fuente). Y tras el primer estribillo (el tema original contiene tres vueltas de estrofa y estribillo), B-Real, no se sabe si para no colapsar la sanidad pública, por la integridad de la fuente, o porque ahora es el turno ya de Molotov, uno de los más sonrojantes grupos que ha dado la música en las últimas tres décadas y el mejor argumento que a uno se le ocurre para descartar el pasado como un lugar mejor, da por finalizado el espectáculo.

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