José Manuel Gorospe es una de esas figuras que han recorrido sesenta años del teatro español desde diferentes posiciones, oficios, actitudes; siempre, eso sí, trabajando a favor de obra, a favor del crecimiento y prestigio de las artes escénicas, a las que se entregó desde muy joven, en los años setenta, como fundador y director del Teatro de Cámara del Gran Kursaal de San Sebastián, ciudad en la que nació en 1943. Este jueves Gorospe ha fallecido en Madrid a los 81 años.Más informaciónEn esa década Gorospe también se incorporó, desempeñando funciones administrativas y técnicas, a Los Goliardos, uno de los grupos más importantes del teatro independiente español para algo después trabajar en Producciones Teatrales Manuel Collado, uno de los profesionales de la escena más destacados de los años setenta y ochenta.Como gestor cultural, en una época en la que esa etiqueta no existía, organizó el primer Festival de Teatro de San Sebastián, más conocido como Festival Cero de San Sebastián. Era la época en la que también le gustaba trabajar como actor, porque era uno de los muchos cometidos que le interesaban en la profesión cinematográfica y escénica. De hecho, ejerció, y mucho, como experto técnico, productor, gestor cultural, actor de doblaje… y tertuliano con cada uno de los muchos amigos y conocidos que hizo en su profesión. En cine debutó en el largometraje con Pedro Lazaga en Posición avanzada (1966), con Pedro Olea trabajó en Días de viejo color (1968), Akelarre (1984) y Bandera negra (1986), y con José A. Zorrilla en A los cuatro vientos (1987).La directora teatral Irina Brook, con el gerente del Festival de Otoño, José Manuel Gorospe, en noviembre de 2004.ANDRÉS DE GABRIELGorospe fue, durante cinco años, director técnico del palacio de festivales (Teatro Victoria Eugenia) del festival de cine de San Sebastián; labor que compaginó con, por ejemplo, ser productor de obras fundamentales del teatro en la transición como La dama de Alejandría, de Calderón de la Barca, por la Compañía de Aurora Bautista, espectáculo que reinaugura el reconstruido Teatro Español de Madrid en 1980, tras sufrir uno de sus varios incendios.A continuación, en la administración pública, el donostiarra ejerció de intendente en el festival de teatro de Mérida y en el festival de Música, Teatro y Danza de Segovia; fue gerente del Ballet Nacional de España, dirigido por Antonio; y trabajó como jefe de producción en, en ese momento, la recién creada Unidad de Producción Lírica en el Teatro de la Zarzuela.A partir de 1986 se involucra de manera más firme a la producción de espectáculos, como la Fedra de Miguel de Unamuno, que estrena en el Teatro Romano de Mérida, algo que compagina con la responsabilidad de finalizar los trabajos de renovación del Teatro Arriaga de Bilbao, realizando la puesta en marcha técnica. Gorospe produjo para el Gobierno Vasco la ópera Amaya, de Jesús Guridi, dirigida por Enrique García Asensio, que reinaugura el teatro. Poco después fue nombrado adjunto a la dirección del Palau de la Música i Congresos de València.En 1990 se convirtió en el gerente del área de cultura de la Sociedad Estatal Quinto Centenario y poco después asesoró en la finalización de las obras del nuevo Teatro de Madrid, del Ayuntamiento de Madrid. De esa institución fue nombrado director, y propuso los planes generales de explotación, procediendo a la selección del personal y comenzando la gestión, importante porque en 1992 la sala acogió la programación lírica de la capitalidad cultural europea de Madrid. Dos años más tardes, retornó a San Sebastián como auditor del proyecto, y asesor técnico de las obras de ejecución, del Palacio de Congresos Kursaal.En su ida y vuelta de su ciudad natal a Madrid, Gorospe retomó en la capital su labor de producción con La evitable ascensión de Arturo Ui de Bertolt Brecht, que bajo la dirección escénica de José Carlos Plaza se estrenó en el Teatro Bellas Artes. De ahí pasó a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, como director de producción, cargo que también ejerció en el Teatro de la Zarzuela. En 2004 fichó como director de festivales de la Dirección General de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid y no hay que olvidar que fue, dentro de la actividad lírica, responsable directo de 34 producciones de ópera y 33 de zarzuela.Gorospe, que hubiera cumplido 82 años el miércoles que viene, dejó ordenado que su cuerpo se donara a la ciencia, por lo que, tal y como él deseaba, no hay tanatorios, despedida ni ceremonias fúnebres, aunque los amigos ya han empezado a organizarle un acto de celebración por su amistad.

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