Tener a Jesús al alcance de la mano. Literalmente. En el móvil o el ordenador. Todos los días y a cualquier hora. Eso era en lo que pensaba Paul Powers (Dublín, 43 años) antes de que le llegase la idea a la cabeza: “¿Y si creo una versión de Jesús con inteligencia artificial?”, cuenta. Quería hacerle preguntas sobre Dios a un sacerdote en cualquier momento. Y no solo sobre religión, también conversar, consultar y compartir los sentimientos. Sentirse acompañado. La respuesta a su pregunta fue: GPTJesus. GPTJesus es un chat dentro de ChatGPT que brinda desde recomendaciones de pasajes específicos de la Biblia hasta una oración y consejos para sobrellevar la soledad o la pérdida de un ser querido. Para todo tiene respuesta, como cualquier otro chat inteligente. La diferencia es que este actúa como si fuese el mismo Jesús quien contesta. ―Hola, Jesús ―La paz sea contigo, hijo mío. Me alegra que me hables con sencillez. ¿Cómo está tu corazón hoy? ―responde el chat.Powers decidió crear GPTJesus en un momento de soledad. En septiembre del año pasado se trasladó a la Universidad de York, en Inglaterra, para comenzar un doctorado sobre Inteligencia Artificial Segura, dejando en Norfolk —a cuatro horas de distancia— a su esposa y a sus dos hijas pequeñas. “Tenía mucho tiempo para reflexionar y pensar. La mente se desvía hacia la religión, la fe, Jesús y Dios”, cuenta por videollamada. Ya conocía estas tecnologías y sabía que podía crear su propio chat en GPT ―cualquier persona puede hacerlo―. Comenzó a alimentarlo con “todo el conocimiento de Jesús”, basado en el Nuevo y Antiguo Testamento y textos agnósticos donde Jesús era mencionado. Pero lo más importante fue, sin duda, la personalidad: “Le di los criterios para que, cuando respondiera, siempre lo hiciera como si fuera Jesús y ofreciera una oración y apoyo. Que utilizara la misma fraseología de las palabras, el mismo tono, la misma personalidad que pudiera captar del Nuevo Testamento”, indica.GPTJesus responde en primera persona, con “orientación espiritual, apoyo emocional, conocimientos teológicos y oraciones personalizadas, con amabilidad y humildad, enfatizando siempre en el amor y el perdón”, explica su creador. GPTJesus nunca se molesta, está programado para que las respuestas jamás sean groseras o despectivas, que siempre muestren la “humanidad perfecta de Jesús”, añade Powels.Por esa razón, cuando a GPTJesus se le consulta por un tema controvertido para la Iglesia Católica, este responde conforme a su programación. Por ejemplo, ante la pregunta de qué piensa sobre el aborto, parte de su respuesta es: “Hijo mío, tu pregunta toca un tema muy profundo y sensible, porque en él están entrelazadas la vida, el dolor, la esperanza y la libertad del corazón humano”. Powels confiesa que él no tiene idea de qué es lo que el bot contestará, ya que él no lo ha alimentado con información específica, sino con los textos religiosos que ChatGPT ya tenía en su base de datos. GPTJesus no es el único. Existen diversos chatbots ―algunos dentro de GPT y otros en sus propias plataformas― que personifican no solo a Jesús, sino también a Buda, y en distintos idiomas. Buddah GPT, por ejemplo, responde a las preguntas ―aunque sean personales― de manera más teórica y sin hablar en primera persona.Richard Benjamins, cofundador y CEO OdiseIA, una organización que trabaja por el uso ético y responsable de la inteligencia artificial, explica que en los últimos años ha aparecido la “IA companion” en inglés o, en español, IA compañera. Se basa en que las personas conversen con un sistema que “es capaz de mantener una conversación coherente, un diálogo” y “el resultado es muy bueno, por lo que ha creado este nuevo fenómeno”, dice“Es una máquina que no juzga, uno puede decir lo que opina sin recibir críticas, solo respuestas”, añade. La gente “pide consejos, como qué le puedo regalar a mi suegra, pero en realidad es una mezcla entre estar acompañado y tener información”, explica Benjamins. Esto también puede tener ciertos riesgos: “Hay personas que usan ChatGPT u otra IA companion como terapia, pero puede ser peligroso porque no hay un profesional detrás”, sostiene. El nicho de la compañíaDesde hace tres años, aproximadamente, se ven empresas que tienen este tipo de productos, pero en el último año han despegado. Este sistema “se aplica a cualquier segmento y puedes representar cualquier figura, hasta puedes crear tu propia réplica o la de un ser querido que ya no está”. Para Santiago Collado, director del grupo Ciencia, Razón y Fe y decano de la Facultad Eclesiástica de Filosofía de Universidad de Navarra, la religión puede “sacarle mucho partido” a la inteligencia artificial. Porque son herramientas que están al alcance de las personas y ayudan a explicar y ordenar los textos religiosos: “Es como ponerlo más al alcance y facilitar el acceso”, dice. Sin embargo, cuando el chat personifica al propio Jesús, la perspectiva cambia: “Ahí ya empieza a rebasar un límite”, sostiene Collado. “Me parece que es francamente negativo, porque es jugar con una mentira. No es una persona y Jesucristo es una persona”, menciona. Powers nació y estudió en un entorno católico y algo que cuestionó sobre GPTJesus fue la soledad. “De las cosas más importantes de las reuniones religiosas es la conexión humana”, señala, pero “la tecnología nos están segregando cada vez más como individuos”, confiesa. Y este tipo de productos podría empeorarlo. Sin embargo, al mismo tiempo, pensó que podía ser una salida: una persona que se siente sola, que no puede ir a la Iglesia cuando quiere y que la Biblia es un poco accesible, ahora tendría a “esta personalidad con la que pueden hablar, que se presenta como Cristo”.El Vaticano, en los últimos años, se ha pronunciado sobre la IA con documentos oficiales y conferencias. Uno de los últimos, Antiqua et Nova (del latín “viejo y nuevo”), publicado en enero de este año, menciona que la IA carece de dimensiones creativas, espirituales y morales. Además, rechaza la idea de que las personas se reduzcan a la información procesada por los algoritmos y se las identifique únicamente como un conjunto de datos. También se opone a que las respuestas o decisiones se automaticen en función de los historiales de comportamiento que los usuarios generan al interactuar con los chatbots.Sin embargo, reconoce el potencial de esta tecnología. Benjamins, que ha trabajado en un comité asesor para el Vaticano (que funciona desde 2019), destaca que el papa Francisco se mostró muy implicado en estas tecnologías, siempre desde una perspectiva ética. “Buscaba inputs desde fuera” y realizó cerca de 20 publicaciones sobre el tema, señala. GPTJesus no ha sido el primero, ni será el último producto de inteligencia artificial que llega a la religión. En la Capilla de San Pedro, en Lucerna, en Suiza, a fines del año pasado pusieron un holograma de Jesús en un confesionario, para que converse con los fieles. Fue alimentado con textos teológicos en más de 100 idiomas, por lo que pudo conversar con más de un millar de personas de todas partes del mundo por dos meses. Al terminar la investigación, dos tercios de los visitantes dijeron haber tenido “una experiencia espiritual positiva”, según recogió Efe en aquel momento.Collado explica que en la Iglesia la inteligencia artificial es bienvenida para muchas tareas y trabajos administrativos. Hasta confiesa que podría hacer una homilía casi perfecta para que un sacerdote la lea, aunque sería “genérica y predecible”. Defiende que la tecnología jamás podrá hacer el trabajo de una persona: “La persona reclama verdad y una verdad que tiene que ver con temas muy profundos, con la intimidad de lo que es una persona. Estos sistemas informáticos trabajan con verdad, pero lógica matemática”.

GPT Jesus: Como si Jesucristo te hablara en el móvil: la religión y la espiritualidad según una IA | Sociedad
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