El arquitecto Jorge Almazán (Alicante, 48 años) fue en 2003 a Tokio para estudiar gracias a una beca japonesa. “Pensaba que era una megalópolis futurista llena de rascacielos tipo Blade Runner”, dice. En realidad, tiene pocos lugares así. “La mayoría de sus zonas parecen caóticas, pero la ciudad funciona y es divertida, dinámica e innovadora”. Tras más de dos décadas allí, el también profesor de proyectos arquitectónicos en la Universidad de Keio ha escrito Tokio emergente. Diseñar la ciudad espontánea (Satori), donde explica que precisamente esa espontaneidad es lo que convierte a la urbe en única. Atiende a EL PAÍS de paso por Madrid y se deja fotografiar en Yokaloka, un coqueto restaurante japonés similar a los tokiotas. Pregunta. ¿Por qué llama a este desarrollo como urbanismo emergente?Respuesta. Es un término que tomo de las ciencias de la complejidad y es esta idea de la creación de orden y funcionalidad de una manera espontánea. La urbanista Jane Jacobs empezó a ver la ciudad como un sistema complejo y autoorganizado, donde muchas veces una excesiva intervención rompe el equilibrio. Ese orden emergente hace que la gente conviva en grandes ciudades de forma pacífica. Es algo positivo.P. Habla de la espontaneidad de Tokio en cinco aspectos esenciales: los callejones yokocho, los edificios zakkyo, la arquitectura bajo las vías, las calles ankyo y los barrios densos de baja altura. ¿Por qué? P. Muestran la teoría en cinco casos concretos. Los yokocho son distritos de microbares que surgieron en posguerra. Para mí es el paradigma del orden emergente, tienes la unidad más pequeña posible, un dueño y un espacio pequeño (a veces solo caben cinco personas), pero cada zona tiene un cierto carácter. Muestran que la ciudad puede dar espacios en los que uno puede expresarse libremente, pero la suma no es un desorden, sino que cada distrito de yokocho se convierte en un destino. Los zakkyo son los típicos edificios de neón verticales que en cada planta tienen un negocio distinto. La regulación japonesa es flexible para que haya combinaciones imposibles: una escuela de idiomas en el quinto, una farmacia en el cuarto, un bar en el tercero… Los edificios se van rellenando de una forma orgánica. Jorge Almazán,retratado en el restaurante Yokaloka del Mercado de Antón Martín el pasado día 1. Álvaro GarcíaP. ¿Y los otros tres? R. Los espacios de arquitectura bajo vía son micronegocios que colonizan un espacio problemático y peligroso. En Tokio se demuestra que permitir que se colonicen por iniciativas individuales de pequeños micronegocios hace que esos espacios sean seguros, divertidos y creativos. Las calles ankyo eran antiguos ríos que se cubrieron a toda prisa antes de las Olimpiadas del 64; esas calles hacen que la gente sea creativa y demuestran que cuando no se da una función específica a un espacio urbano y se permite una cierta iniciativa ciudadana se pueden crear espacios fascinantes: infraestructuras verdes, tiendas… El último son los barrios densos de baja altura, con tipologías de vivienda unifamiliar apelotonadas. Parece descontrolado, pero desarrolla cualidades urbanas como la vida comunitaria, de barrio, en medio de Tokio, con zonas caminables y seguras para los niños. Los barrios se desarrollaron de forma autoorganizada y funcionan como las supermanzanas en Barcelona, un urbanismo de escala humana donde también aparecen negocios de barrio. P. Para promoverlos, ¿sobran normas? R. Promover órdenes emergentes no significa eliminar todas las normas, pero sí elegirlas bien. Hay un planeamiento ligero pero necesario, por ejemplo, las limitaciones de altura: no puede ser que en un barrio de casas pequeñas se permitan macrotorres. Lo ideal es dar libertad a pequeña escala y controlar la gran escala, pero las grandes metrópolis lo hacen al revés. Prefiero una regulación que entienda que la savia de la ciudad es la espontaneidad y que cuando la controlas demasiado la acabas matando.P. ¿Cómo afecta allí el cambio climático?R. Un impacto claro es el de las olas de calor. La zona menos desarrollada en Tokio era la zona que está a lo largo de la bahía, que es de donde vienen las brisas marinas, que compensaban el calor sofocante y húmedo que hace en Tokio en verano. Y ahora mismo esa es la zona en la que más se ha desarrollado en los últimos años. Y ahora tenemos una barrera de rascacielos frente a la bahía que interrumpe todas estas brisas que nos quitaban un poco el sofoco este veraniego. Las grandes operaciones y las grandes masas construidas tienen un impacto muy grande. P. ¿Cómo se puede diseñar la ciudad espontánea? R. No se puede diseñar, pero sí las condiciones para que se produzca la ciudad espontánea. Por ejemplo, de los yokocho sacamos la idea de permitir la pequeña escala, porque crea espacios informales, desenfadados, donde se puede dar la interacción social. Se podría permitir que se subdividieran las parcelas, o dar facilidades fiscales y de licencias para este tipo de negocios. De los edificios zakkyo, permitir más usos comerciales a pequeña escala.P. ¿Por esto Tokio ha conseguido mantener su comercio tradicional?R. Sí. La parcelación de Tokio hace que haya una tendencia de la propiedad del terreno muy igualitaria y fragmentada, con lo que hay muchos caseros que no exigen altas rentabilidades, sino que incluso tienen una mentalidad comunitaria y permiten que haya muchos pequeños negocios en sus edificios y hasta se hacen amigos de los inquilinos. De repente hay una señora de 80 años que convierte su salón en una microcafetería, más por socializar que por ganar dinero. P. ¿Por qué no hay coches aparcados por la calle? R. Cuando uno adquiere un coche necesita demostrar que tiene un aparcamiento (en propiedad o alquilado). En algunas zonas rurales no es necesario, pero en las zonas urbanas nunca se ven coches aparcados por la calle. Liberar las calles de coches mejora mucho la caminabilidad de la ciudad. Es difícil de aplicar en nuestras ciudades, pero sí que podríamos a partir de ahora en los nuevos desarrollos, pues pensar en no dar por sentado que tenemos que ofrecer siempre aparcamiento en la calle. El coche se usa, pero hay que ir aparcamientos designados, a veces en torres. Lo que pasa es que el transporte público es tan eficiente, tan cómodo, tan rápido, que al final dices para qué voy a coger el coche, no me merece la pena. El transporte público en general es muy cómodo, muy rápido y es uno de los grandes éxitos de Tokio, es súpersilencioso, casi como una biblioteca.Almazán, la semana pasada en Madrid.Álvaro GarcíaP. ¿Por qué no hay un problema de vivienda en Tokio como en Europa?R. Por la abundancia de vivienda que se construye y porque hay un área metropolitana muy bien conectada. La flexibilidad en la zonificación hace que la ciudad pueda reaccionar de una manera muy eficiente frente a la demanda: cuando hay demanda es muy fácil construir vivienda. También se permite construir viviendas más pequeñas que están bien para jóvenes. P. ¿Cuál es la esencia de la ciudad? R. Los aspectos más espontáneos y emergentes son los más atractivos y hacen que tengas calidad de vida. Lo que realmente hace que la ciudad sea más especial es que es muy dinámica.

Jorge Almazán, arquitecto: “Cuando uno adquiere un coche en Tokio necesita demostrar que tiene un aparcamiento” | Sociedad
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