Si pones en Google “enfermera Anatomía de Grey que no habla” sale su nombre: Bokhee, interpretada por Kathy C. An. Bokhee no solo es extra en la serie, es una enfermera instrumentista real que ha trabajado en el quirófano durante 50 años, pero en Anatomía de Grey, la mejor serie de médicos jamás grabada (con permiso de Urgencias, Hospital Central y House), prácticamente no habla. Bokhee aparece en quirófano a lo largo de las 20 temporadas, en todas las operaciones importantes incluida la del disparo a Derek (doctor Shepherd). Ella siempre está ahí, repartiendo instrumental. Ha participado en más de 200 capítulos. Un momento mítico, aunque hay otros más, es cuando habla en el episodio 14 de la temporada 15: Meredith Grey, la protagonista, bate el récord de la cirugía más larga del hospital y ella la llama Wonder Woman. Hasta ahí, no dice nada más y sigue trabajando. Su presencia es lo que lleva a este imperio romano compartido: la pasión por las series de uniformes, ya sean policías, médicos y bomberos.“Hay algo reconfortante en ver a alguien en bata, uniforme o con una placa enfrentándose al caos mientras tú estás en pijama en el sofá. Las series de uniformes —médicas, policiales, de bomberos— funcionan como refugio emocional. Nos brindan héroes modernos, protectores, salvadores que entran en acción cuando todo se tambalea, y nos permiten vivir catástrofes sin despeinarnos. Son fantasías controladas, pequeñas cápsulas de adrenalina y catarsis donde es posible experimentar desde la seguridad”, explica Laia Portaceli, periodista audiovisual. Sin duda son pequeñas cápsulas de adrenalina compactadas en decenas de episodios, como cuando la bombera Maya Bishop (Estación 19) combate el fuego en un parque forestal en Los Ángeles. Hereda el trabajo de su padre y lucha por ser capitana pese a las dificultades.No son series cortas y sus temporadas se nutren de decenas de capítulos que tienen siempre la misma línea argumental. Son para engullir: en esos instantes, dormir no es una opción. Auténticos refugios tras jornadas laborales eternas y horas de dedicación familiar. Series que no tienes por qué compartir con nadie, no tienes que comentarlas, sino devorarlas capítulo tras capítulo. Los fans somos legión, pero no lo publicitamos. Anatomía de Grey cuenta con 20 temporadas; más de media docena tiene Station 19 (Estación 19 en España); o Blue Bloods, con 14 temporadas. Y la mítica Canción Triste de Hill Street, con siete.Jordi Hernández es caporal de los Bombers de la Generalitat de Catalunya. Pero es algo más: seguidor incondicional de Chicago Fire, como la que escribe esta crónica. En 2022, durante unas vacaciones, visitó el parque de bomberos donde se graba la serie, en Chicago, Estados Unidos. Decidió que algún día sería extra. Acabó viviendo en la ciudad estadounidense en 2024 y se apuntó a la página de Facebook en la que cuelgan ofertas diarias. “Yo quería hacer de bombero, pero al final me cogieron para figurar de paramédico en una escena de un capítulo”. Capítulo 10, temporada 13 de Chicago Fire, para los interesados, aún no se ha emitido en España. El proceso fue muy discreto. “No puedes compartir fotos ni información sobre el capítulo. Me citaron en un aparcamiento, me dieron el vestuario y me trasladaron en una furgoneta hasta el lugar de grabación”. Le pagaron 180 dólares por una jornada de rodaje de siete horas. Jordi, nacido en Girona hace 44 años y bombero de profesión, fue por unos segundos paramédico en la pantalla. “Fue una experiencia singular. Poder participar, aunque sea con un papel pequeño, en una serie que había seguido desde casa y vivirla desde dentro fue muy especial”.“Estas series también son espejo del momento que vivimos: ¿idealizamos el sistema o lo ponemos en evidencia? Esa tensión ideológica es uno de sus motores. En The Pitt, por ejemplo, un hospital colapsado en Pittsburgh se convierte en escenario de denuncia de la precariedad del sistema sanitario estadounidense, con un realismo casi documental. En España, Antidisturbios va más allá del thriller policial para reflejar las fracturas sociales tras la crisis económica, los desahucios o el procés. Y Respira, aunque con cierto exceso de carga erótico-festiva, retrata el desgaste emocional del personal sanitario postpandemia desde el corazón de la sanidad pública”, argumenta Portaceli.Las redes sociales han revelado que los hombres tienen una extraña propensión a pensar en el Imperio romano. ¿Cuál es el tuyo? Varias firmas de EL PAÍS cuentan en esta serie aquello en lo que no pueden dejar de pensar y buscan lo que hay detrás.

La adicción a las series de policías y médicos: “Es reconfortante ver a alguien en uniforme frente al caos mientras estás en pijama en el sofá” | Noticias de Cataluña
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