Por protagonizar una cinematográfica fuga en una odontología en el norte de Bogotá, el 1.º de octubre de 2019, la excongresista Aida Merlano —ya condenada por un sofisticado entramado de compra de votos para llegar al Senado— recibió ahora una pena de 3 años de cárcel por ese episodio, que derivó en un novelón con capítulo en Venezuela y su deportación durante este gobierno.La sentencia fue impuesta por la jueza 18 Penal del Circuito con Conocimiento de Bogotá y se tasó esta pena con base en un preacuerdo pactado entre la defensa y la Fiscalía. Aida Merlano en rueda de prensa tras su llegada al país. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO“Esta funcionaria judicial considera que el preacuerdo socializado por el señor fiscal, al que llegó con la señora Aída Merlano Rebolledo y su defensa, está bajo parámetros de orden constitucional y legal, lo que le impone a esta funcionaria aprobar el mencionado pacto. En firme este recurso, esta funcionaria judicial emite sentido de fallo condenatorio por el delito de fuga de presos”, dijo la jueza durante la audiencia de este viernes 5 de diciembre.Merlano fue condenada en primera y segunda instancia a 11 años de cárcel tras el allanamiento a la sede política Casa Blanca, en Barranquilla, el 11 de marzo de 2018, donde se encontraron 18 computadores con listados de personas, números de cédula, letras de cambio y recibos de caja. Además, 261 millones de pesos en efectivo y una pistola Glock negra. Toda una operación delictiva de compra y venta de sufragios para, según la investigación, sentar a Merlano, Arturo Char y otros dirigentes políticos de la Costa en los escaños del Congreso.En noviembre de 2022 la Corte, en otro proceso penal, la condenó a cinco años y seis meses por el delito de violación de los topes electorales.Aida Merlano. Foto:César Melgarejo / EL TIEMPOEn esa condena contra la excongresista, la Corte Suprema de Justicia compulsó copias para investigar a 17 personas, entre ellos el senador Arturo Char, el representante a la Cámara Laureano Augusto Acuña Díaz, la diputada Margarita Ballén y el empresario Julio Gerlein.Un año largo después, el 1.º de octubre de 2019, la exparlamentaria protagonizó una cinematográfica fuga durante una cita odontológica en un consultorio del norte de Bogotá. Con una cuerda, descendió por la ventana hasta la calle y huyó en una motocicleta. Por este episodio fue condenada su hija, la influenciadora Aída Victoria Merlano, quien, según el Tribunal Superior de Bogotá, tuvo un papel activo en la planeación y ejecución del plan criminal. La fuga fue el prólogo de un novelón en el que Merlano Rebolledo terminó capturada en enero de 2020 en Venezuela, donde permaneció detenida y bajo la protección del régimen hasta marzo de 2023 —tras denunciar que su vida corría peligro—, cuando fue deportada a Colombia por gestiones del gobierno Petro.”Yo tengo como prioridad hacerle frente a todos los procesos en mi contra, darle la cara a la justicia para responder por los delitos que cometí y para defenderme de los delitos que me imputaron injustamente y de los que yo me declaro inocente. Voy a seguir dando la batalla por mi inocencia en los montajes de los que fui víctima por parte de un clan político mafioso de la Costa Caribe”, dijo tras su aterrizaje.Y agregó: “Yo nunca he huido de la justicia, me fui porque mi vida corría riesgo en este país. Y me fui para prepararme, para llevar mis pruebas y para que en ese país Colombia escuchara mi verdad”.Desde entonces, se convirtió en una de las principales testigos del capítulo de corrupción electoral en la Costa Caribe que salpica a las castas políticas Char y Gerlein. Su testimonio hace parte del expediente por compra de votos por el que, el pasado jueves 4 de diciembre, la Corte Suprema de Justicia llamó a juicio al exsenador Arturo Char.María Fernanda Cabal Foto:Sara Valentina Quevedo DelgadoRedacción Justicia

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