Una de las consecuencias más funestas que ha causado la guerra civil que enfrenta al ejército regular de Sudán con las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido desde abril de 2023 ha sido la devastación del sistema de salud del país. En las zonas golpeadas por el conflicto se estima que más del 70% de hospitales permanecen directamente fuera de servicio. Y los que quedan tienen que cargar con toda la presión pese a su escasez de personal, suministros y recursos. Para los niños, este colapso sanitario ha adoptado muchas formas, y una de las más perjudiciales para su futuro es la carencia de vacunas. Desde el inicio del conflicto, la tasa de inmunización de infantes en Sudán han retrocedido 40 años y el país cuenta hoy con la cobertura de vacunación básica más baja del mundo, según datos publicados en julio por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef. En 2022, antes de la guerra, la cobertura de vacunación en Sudán de niños de hasta un año era del 94%, mientras que en 2024 había caído al 48%, la más baja registrada en el país desde 1987 y muy alejada de la media global del 89%. El año pasado, más de la mitad de los 1,6 millones de niños lactantes que tenían que acceder a su primera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina —conocida como la vacuna DTP por sus siglas en inglés y usada como referencia mundial para medir la cobertura de inmunización— no la recibieron. Los servicios básicos están desbordados y el frágil sistema de salud se ha llevado al límite: la vacunación, la atención materna y el tratamiento de enfermedades comunes casi se han detenidoEva Hinds, jefa de incidencia y comunicación de Unicef en Sudán“Los centros de salud han sido dañados o destruidos, reconvertidos en refugios o carecen de suministros esenciales. Y en muchos lugares, los trabajadores de primera línea —incluidos enfermeras, médicos y personal de apoyo— llevan meses sin recibir su salario”, expone Eva Hinds, jefa de incidencia y comunicación de Unicef en Sudán. “Como resultado, los servicios básicos están desbordados y el frágil sistema de salud se ha llevado al límite: la vacunación, la atención materna y el tratamiento de enfermedades comunes casi se han detenido”, agrega. Este retroceso en el acceso a las vacunas expone a los niños a contraer enfermedades mortales prevenibles y ya ha propiciado brotes de sarampión, polio y otras afecciones evitables que han causado muertes, según alertaron la OMS y Unicef. Además, se teme que la nueva época de lluvias, que empezó en junio y podría durar hasta octubre, intensifique los brotes en las zonas del país más vulnerables, como la capital, Jartum; Darfur, al oeste; y Kordofán, al sur. Alarma temprana Tras el primer año de guerra, organizaciones como Save The Children y la Alianza Global para Vacunas e Inmunización (Gavi, por sus siglas en inglés) ya alertaron de que el impacto del conflicto sobre los servicios de inmunización era “colosal”. En noviembre de 2023, la tasa de inmunización con la vacuna DPT se había hundido hasta el 59% respecto al 94% de 2022. La baja proporción de niños con la primera de tres dosis de la vacuna DTP suele ser, además, un síntoma de desprotección que va más allá de la propia inmunización, y también se utiliza como un indicador sobre su cobertura médica. Si un niño no cuenta siquiera con esta vacuna, lo más probable es que no tenga acceso tampoco a otro tipo de servicios de salud esenciales. “Sin un esfuerzo dirigido y sostenido de inmunización, estos niños seguirán excluidos de los servicios sociales y de salud esenciales, lo que profundiza las desigualdades existentes y pone en riesgo objetivos más amplios de salud pública. Si enferman, es poco probable que reciban la atención que necesitan, lo que aumenta su vulnerabilidad y el riesgo de brotes”, nota Hinds. Ante de conocerse la tasa más reciente de inmunización, había otras señales de alarma sobre esta crisis. Una de ellas han sido los brotes de sarampión observados por organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) desde mediados de 2024 en diferentes zonas de Darfur. Debido a su alta transmisibilidad, los brotes de sarampión actúan como un sistema de alerta temprana que, según la OMS, expone brechas de inmunización entre la población afectada. En Jartum, uno de los epicentros del conflicto, el 72% de los niños no recibieron vacunas en 2024Las regiones de Sudán con las tasas más bajas de vacunación son las más castigadas por la guerra y las más marginalizadas históricamente por el Gobierno central. En Jartum, uno de los epicentros del conflicto, el 72% de los niños no recibieron vacunas en 2024, según datos de la OMS facilitados a EL PAÍS. En ningún estado de Darfur y Kordofán se superó tampoco el 50% de niños vacunados. Y en Darfur Sur, el peor caso, el 86% de infantes no se vacunó. En estas zonas, los puntos más expuestos a brotes de enfermedades víricas contagiosas son los campamentos y otros alojamientos temporales de personas desplazadas, como escuelas. Estos espacios suelen albergar un número muy elevado de personas en condiciones precarias, con un acceso muy limitado a agua potable, instalaciones sanitarias y medicamentos, y tasas de vacunación muy bajas; un caldo de cultivo ideal para la proliferación de brotes. A ello se le suma que, desde el inicio de la guerra, los bandos beligerantes han obstaculizado sistemáticamente el envío y distribución de ayuda humanitaria en el país, incluidas vacunas, lo que ha forzado a algunas organizaciones a tener que limitar el número de niños que pueden cubrir. En Darfur, por ejemplo, la primera entrega de vacunas del ministerio de Salud desde el estallido del conflicto no se produjo hasta que había transcurrido casi un año entero. Las autoridades sudanesas, además, no siempre han actuado con la rapidez requerida. Cuando MSF detectó brotes de sarampión en Darfur pidió una respuesta urgente, pero su responsable de asuntos humanitarios en Sudán, Pinar Bahtiyaroglu, afirma que “los trámites burocráticos retrasaron [durante meses] el acceso a las vacunas, que las tenía el ministerio de Salud”. “La campaña finalmente se implementó”, señala, “pero durante un brote cada día cuenta”. Mejoría en 2025Si bien en 2024 la tasa de vacunación en Sudán tocó fondo, una portavoz de la OMS nota que este año la situación está mejorando, en parte gracias a la implementación de una amplia campaña de vacunación para cubrir los niños de 1 a 5 años y alcanzar a todos los que no han recibido ninguna dosis. Esta iniciativa, llamada La gran puesta al día, se ha visto favorecida por la cobertura de zonas antes inaccesibles y el paulatino retorno de personas desplazadas. Si en 2024 cerca del 82% de la población que se había marcado como objetivo para vacunar se encontraba en partes del país donde los equipos de inmunización no tenían acceso, ahora esta proporción se ha reducido a casi la mitad, según muestran cifras de la OMS. A nivel nacional, la cobertura de la vacuna pentavalente —similar a la vacuna DTP, pero que actúa también contra dos enfermedades más— ha pasado en un año del 38% al 57%. Hasta junio de este año, varias zonas de Darfur Oeste y Darfur Sur, bajo control paramilitar, han pasado de una cobertura inferior al 49% de la vacuna pentavalente a una de entre el 50% y el 79%, y superior al 80% en algunas partes. También se han registrado mejoras en zonas de Kordofán Norte y regiones recientemente recuperadas por el ejército en el centro del país. Organizaciones como Unicef han trabajado asimismo para rehabilitar y ampliar la capacidad de almacenamiento de vacunas en el país con la entrega de cámaras frigoríficas, el suministro de generadores eléctricos de respaldo y la reparación de estructuras para mantener la cadena del frío en nueve estados, incluidos los cinco que conforman Darfur, según explica Hinds. Aun así, amplias partes de Darfur, sobre todo Darfur Norte, y Kordofán, donde se concentran actualmente los combates más feroces, continúan siendo difíciles de cubrir, aunque también en algunas de estas zonas se están registrando leves mejoras. Por el contrario, las cifras de la OMS muestran que, durante el último año, la tasa de vacunación ha caído en partes del país alejadas del frente y controladas por el ejército, como en el estado noreste del Mar Rojo. Como ocurre con el resto de la acción humanitaria en Sudán, sin embargo, la falta de fondos limita el alcance de las campañas de vacunación. Por ejemplo, la respuesta al brote de cólera que afecta el país se calcula que requiere de una financiación urgente de tan solo 50 millones de dólares (unos 43 millones de euros), pero la oficina de la ONU para asuntos humanitarios nota que el plan solo cuenta con un 16% de los fondos requeridos, lo que limita su efectividad. “Las necesidades en Sudán son abrumadoras y el número de niños que necesitan ayuda ha aumentado más de un 20 % respecto al año pasado”, asegura Hinds. “Cualquier interrupción o recorte inesperado puede poner en riesgo programas que prestan servicios de salud e inmunización”, desliza, exponiendo a niños a morir “por causas completamente prevenibles”.

La guerra deja a los niños de Sudán con la tasa de vacunación más baja del mundo | Planeta Futuro
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