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La irrupción de un grupo armado en el corregimiento de El Carmelo, en Cajibío, Cauca, desencadenó una operación que terminó definiendo el lugar que ocupa hoy el teniente Carlos Daniel Ramón en la memoria militar. Antes de cualquier movimiento táctico, la situación ya mostraba la presión que enfrentaban las autoridades; la estación de Policía estaba bajo asedio, el parque central estaba lleno de civiles y el riesgo de que el fuego cruzado alcanzara a la comunidad era evidente.Cuando la escuadra del teniente Ramón intentó ingresar por vía aérea, el primer giro operativo ocurrió en segundos; el helicóptero que transportaba a las tropas recibió disparos, situación que obligó a los militares a cambiar de punto de desembarco y adaptarse al terreno. Fuera de la aeronave, el panorama se transformó en un pulso por el control de las alturas que las disidencias buscaban para lanzar explosivos.A medida que avanzaban, el grupo enfrentó uno de los momentos más determinantes de la jornada. La ruta inicial estaba minada y la decisión del teniente Ramón fue apartarse de ese camino. Según su propio relato, algo le indicó modificar la trayectoria justo antes de entrar al área contaminada, movimiento que evitó una posible tragedia y que permitió conservar la capacidad operativa de la escuadra.El teniente Carlos Daniel Ramón, primer puesto del curso de Lanceros. Foto:CortesíaLa llegada a la estación de Policía reveló la magnitud del impacto sobre los uniformados. El teniente Ramón recuerda haber encontrado a un agente sentado, con el fusil en la mano, sin reaccionar ante la situación. Ese escenario llevó al oficial a ajustar prioridades y asegurar el perímetro para iniciar la evacuación en medio de un ambiente emocionalmente deteriorado entre los policías que permanecían en el lugar.Mientras las disidencias se replegaban sin reorganizarse, comenzó el traslado de quienes se encontraban heridos. El saldo operativo fue la evacuación de 11 policías lesionados y la recuperación del cuerpo de un uniformado asesinado. Todo ocurrió sin que la escuadra realizara disparos, lo que dejó en evidencia un manejo táctico centrado en la preservación de vidas y en la protección de la población que permanecía cerca.El teniente Carlos Daniel Ramón. Foto:CortesíaEn el Ejército, esta acción fortaleció el perfil del teniente Ramón, quien ya había obtenido reconocimientos previos como el primer puesto del curso de Lanceros. Ese recorrido formativo, considerado de los más exigentes de la Fuerza, ha sido un componente clave de su trayectoria profesional.El uniformado será reconocido en la ceremonia de la Noche de Honor, que se llevará a cabo en Armenia, Quindío, el próximo viernes.La historia del oficial se remonta a su infancia, cuando observaba los desfiles del 20 de Julio y sentía afinidad por la disciplina militar. Hoy, desde su rol como lancero, afirma que durante la operación pensaba en su familia, lo que da cuenta de la dimensión humana que rodeó sus decisiones en El Carmelo.Redacción JusticiaJusticia@eltiempo.comMás noticias de Justicia:
