En Bucaramanga, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) llevó a cabo la Audiencia de Reconocimiento de Verdad del antiguo Bloque Magdalena Medio de las extintas Farc-EP. Allí, cuatro exintegrantes del grupo armado —Jairo Reinaldo Cala (‘Jairo Mechas’), Erasmo Traslaviña (‘Jimmy Guerrero’), Pedro Trujillo Hernández (‘Alberto Cancharina’) y Fabio Gil Forero (‘Norbey Narváez’)— reconocieron su responsabilidad en secuestros y otros crímenes cometidos en Santander, Norte de Santander, Antioquia, Boyacá y Cesar.Uno de los relatos más duros fue el de Elías Serrano, quien recordó que fue secuestrado en diciembre de 1985, en Landázuri (Santander), por negarse al reclutamiento forzado cuando ya había prestado servicio militar. Serrano, un militar retirado, describió con crudeza los vejámenes que sufrió durante su cautiverio. “A mí me amarraron de mis partes íntimas y empezaron a jugar conmigo como si fuera un muñeco o un animal salvaje”, narró frente a sus victimarios. Preguntó, todavía con dolor: “¿A todos los militares que secuestraron les hicieron eso? Eso sigue siendo muy horrible”.Víctimas de secuestro en Santander. Foto:JEP.El secuestro le dejó heridas físicas y emocionales profundas. Contó que entonces le hicieron creer que su madre había sido asesinada y que lo obligaron a firmar un documento en el que confesaba homicidios que no cometió, por los cuales luego fue condenado. Además, tras ser liberado, dijo haber sido torturado por agentes del DAS durante dos meses. “Hoy les pido que también limpien mi nombre”, expresó. Y añadió un reclamo al Estado: “Yo a mi querido Ejército llegué caminando, pero como ya no camino, ya no les sirvo. Eso también es una tortura”.En la audiencia, la magistrada Julieta Lemaitre Ripoll le ofreció disculpas en nombre del Estado. “Le pedimos perdón por la enorme injusticia que usted vivió”, dijo. Serrano respondió: “Sus palabras me llenan de consuelo, gracias”.Comparecientes del Caso 01. Foto:JEP.Los comparecientes también reconocieron su responsabilidad. Pedro Trujillo Hernández le habló directamente a Serrano: “Usted no fue un sicario, usted no es un sicario. Asumió un delito que no había cometido por miedo a ser asesinado (…). Con este secuestro empañamos su buen nombre”.Otras víctimas compartieron sus testimonios. Martín Valencia, oficial de la Policía, recordó el secuestro que sufrió en marzo de 1991 durante el asalto a la Estación de Santa Helena de Opón, donde tres policías fueron asesinados y 17 uniformados quedaron en manos de las extintas Farc-EP. Estuvo en cautiverio un año y cuatro meses. Dijo que asistir a la audiencia era una forma de honrar a su familia y a sus compañeros.También habló Rodrigo Medina Velásquez, quien fue secuestrado en 1997 en Antioquia, cuando era menor de edad. Contó que lo humillaron, que lo amarraron a un árbol y que le tiraban la comida “como si fuera un perro. Me decían: ‘paraquito, hable y solo matamos a sus compañeros y no a usted’”. Reveló que incluso para ir al baño le apuntaban con un fusil, algo que le dejó afectaciones psicológicas.En su intervención, el compareciente Jairo Cala aceptó el daño causado: “La peor parte de un acto de secuestro es la presión psicológica y la tortura que se genera. Ese tipo de medidas generaron pánico, miedo, terror y zozobra”.La magistrada Lemaitre cerró la jornada destacando la valentía de las víctimas al revivir estos episodios y el compromiso de los excombatientes con el proceso de reconocimiento. La audiencia continuará este 11 de diciembre en Bucaramanga, con la participación de los imputados del antiguo Bloque Magdalena Medio de las extintas Farc-EP, quienes seguirán aceptando su responsabilidad por los secuestros y otros crímenes cometidos en el cautiverio.Juan Diego TorresDielas@eltiempo.com

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