Enterrada en sus 870 páginas, s una concesión ante los representantes republicanos de estados muy vinculados al programa de exploración espacial tripulada, que afrontaban despidos masivos y unos recortes sin precedentes. Otro de los damnificados es el magnate Elon Musk, ya que la decisión de Trump le resta jugosos contratos para sus cohetes espaciales. Europa, en cambio, respira con cierto alivio.La ley recién aprobada por el presidente tras su debate parlamentario recupera Gateway, la futura estación espacial que orbitará la Luna. El Gobierno federal gastará 2.600 millones de dólares en esta base tripulada, en cuya construcción participa también la Agencia Espacial Europea (ESA) junto con Canadá, Japón y Emiratos Árabes. La medida es un volantazo respecto a lo que Trump propuso hace algo más de un mes: cancelar completamente el proyecto y dejar colgados a todos sus socios internacionales. Algo parecido sucede con el SLS, el cohete con el que el Gobierno de Estados Unidos quiere llevar a la Luna a la primera mujer en 2027. La ley recién sancionada por el presidente incluirá finalmente más de 4.000 millones de dólares para costear al menos dos vuelos adicionales con este vehículo, más allá de los ya previstos para las misiones Artemis 2 y 3. La idea original de Trump era eliminarlo tras estos dos vuelos y recurrir, quizás, al Starship que está desarrollando SpaceX, la empresa de Elon Musk. Pero este cohete está lejos de estar listo para llevar astronautas, y acumula ya varias explosiones espectaculares, la última de ellas antes incluso de intentar un despegue.Además, el enfrentamiento entre el presidente de Estados Unidos y el magnate de origen surafricano es cada vez más patente. Musk ha anunciado que fundará un partido político en Estados Unidos para robarle votantes a Trump. El presidente lo ha tachado de “ridículo”, y ha dicho que Musk es un “tren descarrilado”. El presidente también ha amenazado con retirar importantes contratos públicos que disfrutan empresas de Musk como SpaceX o el fabricante de coches eléctricos Tesla. Trump había comprado la idea de Musk de enviar astronautas a Marte cuanto antes, una opción muy distinta de la que la agencia espacial de estadounidense llevaba planeando desde hace años. Las nuevas partidas regresan a la visión original de llevar astronautas primero a la Luna, construir allí una estación orbital, y recuperar las cápsulas Orion para las misiones Artemis 4 y 5, previstas formalmente para 2028 y 2030, y que serán transportadas además por cohetes SLS, que tanto Trump como Musk habían denostado por ser demasiado caros y estar obsoletos.Una de las grandes ganadoras de estas medidas es Europa, que veía con terror la cancelación de muchos de los programas conjuntos en los que más dinero y esfuerzo había apostado. La Agencia Espacial Europea (ESA), por ejemplo, es la encargada de construir un módulo de habitabilidad de la futura estación lunar Gateway, así como otro de almacenaje, depósito de combustible y único lugar de toda la instalación con ventanas, a las que podrán asomarse los astronautas para contemplar la superficie de la Luna y el espacio exterior. Europa también se beneficiará de la ampliación de la vida de las Orion, de las que fabrica el módulo de servicio que les da energía y propulsión.La megaley de Trump también incluye una importante inyección de fondos para la Estación Espacial Internacional (ISS) hasta 2029 de 1.200 millones de dólares antes de su jubilación al año siguiente. Esto también resulta clave para Europa, pues puede garantizar que los astronautas europeos, incluido el español Pablo Álvarez, puedan viajar al espacio antes de 2030.Una estación espacial deshabitada“Si Estados Unidos se salía de la Gateway, el proyecto moría”, reconoce un directivo de una de las principales empresas aeroespaciales europeas. “Europa podría haber acabado la estación ella sola, pero de momento no tiene acceso al espacio para sus astronautas, depende de las naves Soyuz rusas, o de las comerciales de Estados Unidos, así que lo que afrontábamos era tener una estación espacial en la Luna deshabitada”, detalla. La principal razón por la que Estados Unidos ha decidido aumentar los fondos para la ISS es geopolítica, apuntan estas fuentes. China tiene una estación orbital terrestre, y sería toda una derrota que el “mundo occidental” carezca de una instalación similar, la ISS, o superior, la Gateway, cuando esté lista a finales de esta década.A quien por ahora nadie rescata es a las misiones de exploración robótica y otros programas científicos de la NASA, que afrontan unos recortes sin precedentes. Los presupuestos de Trump solo contemplan subidas para los programas de exploración tripulada, pero a cambio reducirá a la mitad el presupuesto de ciencia. Esto obligará a cancelar 41 proyectos, incluidas 19 misiones espaciales en activo.El responsable de este gran cambio de rumbo es el senador republicano por Texas Ted Cruz, que preside el Comité de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado, y que sería quien habría presionado para incluir las nuevas partidas y evitar los cientos de despidos que las políticas de Trump iban a producir en su estado.“Ha sido un cambio de rumbo rapidísimo, tal vez el más rápido que haya visto en este ámbito”, explica a este diario Casey Dreier, jefe de política espacial de la Sociedad Planetaria de Estados Unidos. No obstante, el especialista de esta organización sin ánimo de lucro fundada por Carl Sagan en 1980 opina que el alcance de la nueva ley es “decepcionante”, porque no incluye ningún alivio de los recortes previstos en ciencia, educación y otros aspectos. Esto también lo explica la política. “Por un accidente de la historia, los centros de exploración espacial humana de la NASA están todos en estados gobernados por republicanos. Ningún parlamentario demócrata iba a apoyar esta ley, así que solo se han considerado las máximas prioridades del partido republicano”, detalla Dreier. El especialista cree que esta situación abre la posibilidad de que la ciencia en la NASA salga algo mejor parada del debate parlamentario de los presupuestos, que debe finalizar antes del 1 de octubre. Ya que la Grande y Hermosa Ley ha fijado cantidades para exploración humana, tal vez esto deje algo más de dinero para otros proyectos de NASA y otras agencias federales, que afrontan recortes brutales.El panorama para los próximos meses sigue siendo muy incierto. La NASA está descabezada desde que Donald Trump decidiese por sorpresa retirar a Jared Isaacman, un multimillonario al que él mismo había designado para dirigir la agencia. Isaacman es una persona muy cercana a Musk, y tuvo que hacer malabares en el Senado para defender que el país llegará a la Luna antes que China, pero que también hará prioritarias las misiones a Marte, como quería Musk. Finalmente, la ruptura entre el presidente y el magnate le ha dejado sin puesto sin que haya sucesor a la vista. “Era inapropiado que un amigo muy cercano de Elon, que estaba en el negocio espacial, dirigiera la NASA, cuando la NASA es una gran parte de la vida corporativa de Elon”, dijo Trump en su red social Truth Social.

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