El verano no tiene por qué oler a factor 50 ni a chiringuito lleno hasta la bandera. Hay vida más allá de los largos días de playa y el madrugón para encontrar ese metro cuadrado en el que estirar la toalla y plantar la sombrilla. Durante esta época también se puede disfrutar de otros planes, ver otros paisajes y escuchar otras bandas sonoras. Desde el cine que nos transporta a otros países y nos invita a vivir otras vidas sin movernos de la butaca, a un festival en la montaña donde el eje principal es la buena música, pasando por un pequeño pueblo con historia donde relajarnos y desconectar.A veces basta con una entrada y dos horas libres para transportarse a lugares lejanos. Esta es la idea del ciclo Voyage, una propuesta veraniega organizada por los cines Embajadores y simultánea en sus salas de Madrid, Santander y Oviedo, que invita a viajar sin moverse del patio de butacas. En el caso ovetense, por ejemplo, hay un matiz especial. “La ciudad ha pasado dos décadas sin cines en el centro y se nota en la forma de consumir las películas”, explica Fernando Lobo García, responsable de programación de los cines. “El público está más pendiente del estreno comercial y queremos ampliar esa mirada”, añade. Más informaciónEl ciclo nace con la idea de recuperar la experiencia cinematográfica como plan cultural, también durante el verano. La selección consta de cinco títulos con frecuencia semanal. Son películas de fama mundial, pero con cierto punto autoral. Lost in Translation (2003) nos lleva a un Japón melancólico y lleno de neones; Mamma Mia! (2008), convierte la sala en una isla griega a ritmo de ABBA; La playa (2000) nos lanza de lleno al sudeste asiático; Una habitación con vistas (1985) nos transporta a Italia; y Thelma y Louise (1991) cierra el ciclo con un road trip por el sur de Estados Unidos. Las películas no buscan sorprender por lo desconocido, sino reconectar con recuerdos felices: “Queremos que la gente tenga la sensación de que se va un par de horas de vacaciones”, afirma Lobo. “Para eso además hay un cóctel de bienvenida y un boarding pass coleccionable de cada uno de los destinos.”¿Te acuerdas de esos veranos que huelen a crema solar, a canciones pegajosas y se sienten como una mezcla de nostalgia y primeras veces? 😉Estrenamos nuevo ciclo “Embajadores Voyage” 🌟 Proyección + cocktail + boarding pass de bienvenida ;) pic.twitter.com/a7dVPCNrUE— Cines Embajadores (@CineEmbajadores) June 19, 2025
Lo que buscan estos cines es romper con esa sensación de “todo el mundo está de vacaciones mientras yo estoy trabajando en la ciudad” cuando el algoritmo de Instagram solo enseña fotos de gente en la playa. “En verano hay tiempo para todo y en medio del bullicio no hay nada mejor que sentarse en una sala de cine, estar un rato tranquilo con el aire acondicionado a tope. Es una oportunidad para redescubrir el placer de ir al cine” sentencia Lobo.Otro plan veraniego sin necesidad de pisar la playa es el que propone Prestoso Fest, un festival de música que se celebra del 7 al 9 de agosto y que sirve como excusa perfecta para visitar esa Asturias más desconocida, la interior. Desde su primera edición en 2015, el festival no ha parado de crecer. “La gente viene, le gusta, y vuelve con amigos o familia. Así hemos construido lo que llamamos la familia prestosa”, cuenta José Luis Rodríguez-Mera, uno de los cuatro directores del festival. En la última edición reunieron a unas 1.500 personas, una cifra más que respetable para un evento pequeño que apuesta por cuidar con mimo hasta el último detalle, a diferencia de otros festivales que conforman la ingente cantidad de oferta de este tipo en el periodo estival. Una imagen del Prestoso Fest cedida por el festival.La música es la columna vertebral, con una programación que pone el foco en bandas emergentes y descubrimientos que el público se lleva de vuelta a casa. “Garantizamos que al menos dos o tres grupos te van a enganchar, de esos que no vas a parar de escuchar en todo el año”, promete Rodríguez-Mera. Pero el Prestoso va más allá de la música, hay catas de vino D.O. Cangas (¡Sí!, en Asturias no solo se hace sidra), rutas por la naturaleza, visita al famoso monasterio de Corias —hoy convertido en Parador Nacional—, un pícnic entre cerezos o encuentros con la sociedad de artesanos que organiza la famosa Descarga, una mascletá a la asturiana en las fiestas del Carmen. Todo ello con una atmósfera relajada, donde lo rural se vive como lo que es: un lujo.Muchos de los asistentes aprovechan para quedarse varios días y explorar los alrededores de Cangas del Narcea, una zona poco conocida por el turismo de masas. “Hay quienes descubren el festival un año y al siguiente ya se cogen una semana entera para recorrer la zona”, asegura Rodríguez-Mera. “Todo el suroccidente asturiano sale beneficiado de esto”. En el informe del Observatorio de la Cultura se destaca al Prestoso Fest como uno de los eventos más relevantes en el mundo rural, junto con La Benéfica de Rodrigo Cuevas. “Para nosotros, que somos un festival pequeño, y para Cangas de Narcea, que no está en los grandes circuitos culturales, esto es muy importante”, afirma. “La playa siempre va a estar ahí” añade con retranca, “pero el Prestoso te da el relax, la tranquilidad y el descubrimiento cultural, gastronómico y musical” promociona.Muchos de los asistentes del Prestoso Fest aprovechan para quedarse varios días y explorar los alrededores de Cangas del Narcea, una zona poco conocida por el turismo de masas.Para algunas personas, en cambio, relajarse es otra cosa. Puede ser, por ejemplo, visitar un balneario con más de dos siglos de historia, comer bien, dar un paseo en bici y dormir sin despertador. Esto es algo que se puede hacer realidad en Las Caldas Villa Termal, enclavado en una pequeña localidad en plena naturaleza, pero a 10 minutos de Oviedo. El complejo propone un verano distinto y, sobre todo, desconexión. “Hay tanta vida dentro del complejo que muchos clientes ni siquiera salen. Puedes pasar el día entre el balneario, los restaurantes, la terraza o escuchando al pianista en el lobby”, explica Ana García Gayoso, responsable de comunicación.La joya de la corona es el edificio histórico, donde se encuentra el Balneario Real y espacios tan especiales como la Sala de las Columnas, reconvertida en spa privado con sauna y piscina de flotación, que “ofrece más intimidad, más paz”, detalla García. Además, hay también una gran piscina exterior. Y quienes lo visitan buscan, ante todo, desconectar, resetear y cuidarse. En el entorno se puede disfrutar de múltiples actividades como el senderismo, el golf en un campo municipal de 18 hoyos o los descensos en canoa por el río Nalón.Exterior del hotel Las Caldas Villa Termal, a 10 minutos de Oviedo.El perfil de público dista del tópico de balneario: “Tenemos clientes muy variados. Personas que viajan solas para estar tranquilas, cerca de la naturaleza… gente que quiere descansar, hacer deporte, comer bien. Lo que busca nuestro público es tranquilidad. La vida te la pide”, resume García. También se va a comer. El restaurante Scanda, ubicado en el antiguo casino del balneario, es un buen lugar para ello y también alguno de los bares o restaurantes situados en las cercanías. La lista de planes con los que disfrutar del verano sin necesidad de pisar la playa es infinita, estos son solo algunos ejemplos. Lo único que se tiene que hacer es abrir un poco la mente y ver más allá de las olas y la arena para comprobar que se puede viajar desde la butaca de una fresquita sala de cine o desconectar sin tenderse bajo una sombrilla.